martes, 18 de junio de 2019

Crónica final: La excursión a Madrid, aprendizaje y convivencia


La excursión a Madrid: aprendizaje y convivencia
Un año más el IES Averroes hizo su viaje a Madrid (12 al 17 de mayo). El alumnado de 1º Bachillerato (46 en total, más tres profesores –Mª José Leal, Pedro Moreno y José R. Pedraza), dentro del programa “Conocer la Comunidad de Madrid”, disfrutó de una semana de estancia en el Centro de Intercambios Escolares (CIE) perteneciente a la Consejería de Educación madrileña.
La salida tuvo lugar el domingo 12 en torno a las 15 h. La llegada se produjo a las 21. Recepción y alojamiento.
El programa -que adjuntamos- estuvo cargado de visitas a lugares históricos, entre ellos el Museo del Prado, el Palacio Real, el Museo de Ciencias Naturales, el Monasterio de El Escorial, el Valle de los Caídos, la Universidad de Alcalá de Henares o el Museo Reina Sofía, además de la realización de diversos talleres o actividades de calle como el conocimiento de la Gran Vía (cuaderno didáctico), taller de reconocimiento de huellas paleontológicas (Museo de CCNN), un taller de literatura española a través de la música o paseos por el Madrid de los Austrias y de los Borbones. La guinda a tan suculento pastel estuvo en la parada en la ciudad de Toledo a la vuelta a Córdoba, en la que pudimos ver el callejero toledano, la sinagoga de El Tránsito, e incluso hicimos el descenso a un pozo-aljibe medieval.
El dietario del viaje lo fuimos contando diariamente en el blog  madriverroes.blogspot.com, en donde se pueden encontrar los detalles del acontecer excursionista.
La valoración es altamente positiva. El grupo tuvo un comportamiento excepcionalmente bueno. La relación del profesorado con los chicos/as ha sido muy enriquecedora y, desde luego, será una excursión que quedará grabada para bien en la retina y la memoria de los que tuvimos la fortuna y el placer de compartir y vivenciar un Madrid precioso y siempre renovado en un ambiente educativo que seguro redundará en una mejor convivencia y resultados por parte de toda la expedición.

sábado, 18 de mayo de 2019

Sexto día: fantasías animadas de ayer y de hoy, y la imperial Toledo (17.5.2019)

JRPedraza. Como vamos en casi todo a uña de caballo, algún cartucho se nos quedó pendiente en la recámara. Disparamos: 
a) Tras la cena, del tirón, nos metimos en el aula en la que el lunes ya habíamos previsto terminar el programa semanal. En los postres les dijimos que íbamos a hacer balance tanto nosotros como Alberto y Flavia. No había lugar a la duda de que era necesario y vitamínico. Con la didáctica que tiene la fotografía per se, ambos fueron calentando el ambiente haciéndoles reconocer y rememorar el paso por algunos de los monumentos, museos, palacios o talleres. Entre un "Pasapalabra" y un "Saber y Ganar". Todo positivo, nada negatifa. Se le ocurre decir a Alberto (haremos ahora su perfil y saldamos una cuenta pendiente que tenemos desde que lo conocimos), "-Bueno, también hay que ver si os hemos aburrido en algún momento...", y sin terminar de cerrar la frase, en medio de la multitud que se oye "-Sí eso". Era la respuesta bromista a una asamblea bromista, sana, entregada, a corazón abierto, a moco tendido de alguno y de lágrima fácil de alguna. ¡Lourdes, qué nos hiciste llorar a más de uno! La emoción estaba pringoteándolo todo: risas, piropos, aplausos y vitoreos, guiños, bravos, oles, vivas. "-¿Y la comida? -¿Y la convivencia? -¿Y la amistad?". Todo positivo, todo bromas, todo apertura de mentes y de corazones henchidos de la secuencia vivida.
Alberto: "-Uy, el primer día, a ver lo que pasa. Pero ha sido una experiencia tan hermosa. Sois tan educados como simpáticos". El discurso de Alberto (hay que buscarlo en las fotos para ponerle cara, delante de una pizarra con su compañera Flavia) es el mismo. Se acordó de las ayudas familiares, de las contribuciones posiblemente ni familiares cuando hay más necesidad en casos, hubo alabanza al profesorado que nos puso a trotar por dentro y a temblar por fuera de la emoción tan gorda. Este hombre debería no dejar de guiar, de conducir grupos, pero haría bien su empleador en mejorarle sus condiciones laborales, en subirle de escalafón y de sueldo, en mimarlo puesto que es patrimonio del entorno en el que se halle. Hago injusticia: bonhomía, entrega, talento, desprendimiento, compasión, abnegación, lucha, afabilidad,...(lo siento Alberto por no saber escribir mejor, pero mereces el cielo en tierra).
b) Tras las palabritas de los docentes, carantoñas cómplices de todos para con todos, sala despejada y ropita nueva con perfume rociado, empolvado facial a discreción, modelitos reservaditos y fiesta de disfraces. Cada cual bajó lo que tenía todavía en las habitaciones (bebidas, chuches, frutos secos, lomito,..., algo así como en los bautizos y comuniones en blanco y negro que hicimos los cincuentones), y pusimos música-disco (Deee Lite, Fine Young Cannibals, Anita Ward, Simple Red...). Pronto unos dijeron que si echamos una pachanga, otras que si se cambiaban para charlotear en sus alcobas, el caso es que allí nos vemos los tres como nos pasa a los padres llegadas estas edades: "-¿Queréis un yogurcito, os traigo agua?, yo me tenía que haber puesto las zapatillas, anda cámbiate...". Menos mal que se nos vino encima como lluvia de mayo -precisamente la que estaba cayendo en esos momentos-, Lucía T., Rafa P.,...y unos cuantos más a hacernos repaso (e imitación) de una división o legión claustral. No nos pudimos reír más. No podíamos venirnos de una excursión sin uno de los ingredientes imperecederos de su misma existencia: la sal.
Que se nos pasaba: el desfile de disfraces fue en realidad de modelos (masculinos) en pasarela. Flashes, posturas, contrapostos, hombros adelantados, giros imposibles, cambios de dirección estorninianos (los dedos al picar esto último se nos han anudado. Un momento, por favor). No llegaron al "Simple Irresistible" (1988) de Robert Palmer (https://www.youtube.com/watch?v=8JRXkfpEOJU), pero fue un amago de fantasía del que el grupo disfrutó como adolescentes.

Último día. Al norte se cernían amenazantes nubarrones negros como el hollín. El termómetro había caído como cayó la fiesta de ayer. El desayuno vino después de casi tirar de las sábanas por decreto y eso que sonó Camarón con "La leyenda del tiempo", y eso es para ponerse de pie y reverenciar; y el vello de punta sin tocarte el agua fría del lavabo en la cara. 
Protocolos mientras se abrochaban mochilas y maletas. Pedro, Maríajosé y José R. se sentaban solemnemente con Paco-el-director. Había que hacer reflexión y evaluación de lo hecho como en cualquier obra humana que se precie. Paco tomó buena nota de las aportaciones positivas que hicimos a tres bandas. Nos comprometimos a implementar sus programas con investigaciones que le reportaremos, amenazamos con volver y no hay duda de que todos saldremos ganando. El programa es una pasada de bueno y seguro que el Averroes puede mejorarlo si se nos permite. Pero para eso hay que no dejar de ir una vez al año.
Falete y Aihua, en nombre del colectivo cordobés, se despidió de todo el personal del CIE. Así se hacen las cosas. De ser mulo siempre hay tiempo (aunque siempre haya personas que prolonguen mucho en sus vidas ese estadío primigenio convirtiéndolo incluso en epitafio), y nos gusta ver a nuestros nenes interaccionar, relacionarse, dialogar, escuchar (esto mucho -defectillo de sabios-),...
La brújula apuntaba a nuestro corazón cuando el bus se pedorreó para que rodaran las ruedas, como rodó el viaje entero (mala metáfora, pero es la que ahora se nos ha venido al miajón cerebral). Toledo, la capital imperial, nos esperaba donde siempre. Toletum visigoda, Toledo patrimonio mundial desde hace tres décadas. En las dársenas suburbanas nos esperaba Beatriz, no la de Alcalá, la de Toledo. Vaya rosario de guías excelentes que hemos tenido la suerte de tener a lo largo de la semana, a cual mejor. Comenzó la visita con una ruta panorámica por la margen izquierda del Tajo, volando con el trasatlántico rodante por medio de un acantilado en trayectoria curvilínea con Toledo a la otra orilla como en un sueño telúrico. Un tramo de realismo mágico que sublimaba nuestros receptores sensoriales. Un paisaje catártico. La estampa era Puente de Alcántara, Castillo templario, cigarrales dispersos (casas-bien de campo diseminadas en ese acantilado a modo de graderío natural). Por el puente de San Martín entramos a la ciudad de las tres culturas, la Córdoba castellana. El frío hizo de las suyas a esas horas mañaneras, un airazo que nos hacía ya no estorninos, sino ovejas apiñadas movidas por un perro de agua, aire que vino ya no sé si por lo que se cernía sobre nuestras cabezas o por unas chicas que pasaron volando, cual centellas, por lo alto del Tajo enganchadas a una tirolina ribereña. ¡Qué pasada! (de airazo y de tirolina). 
Beatriz se desgañitaba a través de un megáfono (el mismo que le pedirán a los Reyes Magos este año Pedro, Maríajosé y José R.) interpretando la puerta chapada, el rastrillo, los matacanes de la torre defensiva de entrada -una Calahorra al uso-, el aceite hirviendo, las quicialeras,...Toledo a salvo. 
La subida desde el río nos llevó al Monasterio de San Juan de los Reyes. Cadenas colgadas de los cristianos liberados por la reina Isabel I daban fuerza a la fotografía. Estábamos en plena Judería (10% del casco histórico). De los 86000 habitantes de la capital manchega, sólo 12000 lo hacen intramuros.
El itinerario callejero nos permitió ver el escudo de Carlos V (aunque Toledo fue comunera en las Comunidades de 1521, la perdonó). En San Juan de los Reyes iban a ser enterrados sus Católicas Majestades si Granada no hubiese sido tomada. Pero cayó y no hubo duda. El Toledo judío fue Toledoth, y fue un gueto a  modo ciudadela en el que los hebreos ya fueron señalados con círculo rojo. Y hubo pogromos como en Córdoba, e historias feas que la historia dulzona e infatilista reciente no nos está queriendo contar con su crudeza porque es mejor vivir almidonado y empalagado según algunas y algunos pedagógicos popes. Y lo peor, con selección de capítulos, que es terrible (se pinta más con unos colores que con otros, y eso no puede ser si queremos educar en libertad y veracidad).
En el suelo, Beatriz nos enseño unos azulejitos minúsculos con los que se ha ido alicatando la judería toledana: son el candelabro de siete brazos (menorah), 'Sefarad' con forma de península Ibérica, y 'jai', el 18, número de la buena suerte en la cultura judaica. 
Por el dédalo de calles, llegamos a Santa María del Tránsito. Antes, refrigerio y piscolabis en un parque público de esos que ya no quedan en Córdoba en el que puedes pisar arena, albero o arcilla entre parterres y fuentes. Debate geográfico perdido por la ciudadanía califal, aunque siempre hay tiempo de arrancar losas y adoquines de granito para tirarlos a la cabeza de alguien (se me fue esto de las manos -en mi subconciente se oye el eco de "El Córdoba Club de Fútbol contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia"-).
La sinagoga del Tránsito es una obra que teníamos que tachar de las visitas pendientes. Y no ha sido la única en este viaje. Nuestra guía la explicó magistralmente y en su discurso se sucedieron paralelismos con el chiquito templo cordobés de la Calle Judíos: epigrafías parietales, las orientaciones, el trabajo mudéjar, la galería de las mujeres, el estilo decorativo, la coetaneidad constructiva (s. XIV),...En el armazón de madera del techo, algunos palabras en árabe nos recordaban el sincretismo artístico que se vivió en la Tulaitulá de los siglos VIII al XI. Tulaitulá nos sonaba a Qurtuba.
El tercer jalón que nos esperaba era Santo Tomé, El entierro del Señor de Orgaz de Doménico Teotocopuli, el Greco. Frente al cuadro, Beatriz exploró cada uno de sus elementos (y mira que sí los hay), así como la poca fortuna que tuvo en vida el pintor cretense con Felipe II y, en general, con la clientela. El siglo XIX haría justicia cuando los viajeros europeos vieron en él al precursor de la modernidad, de las vanguardias, de los ismos. No hace mucho descubrieron la sepultura de Gonzalo Ruiz de Toledo,  que se enterró allí el 9 de diciembre de 1323 (aunque el retrato es a la moda del XVI con gorgueras, trajes negros,...). Si San Esteban y San Agustín bajaron del cielo para inhumarlo es por que "tal galardón recibe quien en vida a Dios sirve". Jorge Manuel, el hijo de Doménico, aparece en el cuadro, el que luego construiría la torre baja de la catedral. Aparece D. Andrés el cura, que ganó el pleito para que el cuadro se pintase (hasta Valladolid se fueron de juicio),...Un cuadro de Luis Tristán (Cristo de la Expiración, 1620) nos dejó admirados (todo el mundo le da el culo mirando al entierro de Orgaz puesto que está en el testero opuesto).
La última tienda de souvenirs (capítulo que hubiera merecido capítulo aparte) nos dio paso a las calles y a poder disfrutar del pozo-aljibe descubierto en 2002 en la plaza de El Salvador cuando iban a soterrar algún contenedor (Toledo no tiene ni en superficie ni soterrado tales colectores ya que sigue habiendo un carrero que recoge directamente las bolsas de basura de las puertas por la noche). Beatriz hizo una bella reflexión sobre la ciudad de arriba y la ciudad de abajo, esa que queda por conocer y que permite a los amantes del saber, de los que luego la ciudad se beneficiará, esperanzar que algún día puedan seguir apareciendo testimonios de su glorioso ayer ("Ojalá que los ojos de nuestros hijos vean más que los nuestros").
Salimos de bajo de tierra por una piquera metálica a modo de escotilla submarina en medio de la plazuela. Curiosa escena, una especie de parto magmático.
Del pozo al centro de poder, el cuadrilátero formado por la Catedral (sede del Primado español), el Ayuntamiento, el Arzobispado y el Palacio de Justicia. Impone el espacio por todo y por la Campana Gorda (17000 kilos de "San Eugenio", el campanón -no entramos en más detalles, jijijiji-). Sonó una vez y se rajó. La leyenda afirma que los cristales de Toledo y Madrid se hicieron añicos, y que las mujeres preñadas se pusieron a parir del estruendo y la vibración. ¡Qué susto!
Por las calles más céntricas terminamos en la plaza del Zocodover, centro neurálgico de la vida comercial y gastronómica de la capital autonómica. Tiempo de esparcimiento (sin comisión, recomendamos La Abadía, restaurante-cervecería). El mazapán y las toledanas llenaron algún estómago y las bolsas de los viajeros.
Quedada: 16. Bajamos del Toledo alto al bajo por una sucesión de escalera metálicas hasta la dársena (como varios Cortes-Inglés superpuestos).
Recuento de asientos, colocación de bolsas, y ese Pedro que se escucha por los altavoces decir: "-A continuación, la maestra que nos contará un chiste de Lucena....". No detectamos fiebre en el sujeto, pero era una hora tan mala y tan buena para el desvarío. A eso que José R. se cuela y  arrebatándole el micrófono, suelta: "-Esto eran unos novios de Lussena, que después de haber salido de la iglesia (-'Quesemametioelarrozenelojo-echapaotrolao'), llegan al lugar del convite, y los más allegados que les dicen: -¡Qué diga algo la novia!. Y dice la novia (con voz de tontorroncita): [Y ahora entra Maríajosé que coge el testigo del micrófono] -Qué codten er pan". Buaaaaa. Era malo el chiste, pero fue todo una representación magistral (por lo de maestros, no por el arte dado en tal improvisación -es recomendable la siguiente posología: 0-1-1, tras la comida y la cena, y pueden hacerlo con quien tenga al lado varias veces que seguro que le sentará bien. ¡Buaaaaaaa!.
La brújula volvió a señalarnos el pecho. Destino Córdoba. Merienda en Almuradiel (los profesores aprovecharon para elucubrar posibles retos viajeros, posibles propuestas para el instituto). Por Despeñaperros entramos en nuestra tierra, y a la altura de El Carpio comenzaron los mensajes de despedida. Primero Pedro, luego José R. y, finalmente, la madre del viaje, la que ha puesto empeño y abnegación a la empresa, Maríajosé. ¡Qué estudieís mucho en el poco tiempo que nos queda! Los tres mostramos satisfacción por haber compartido estos días intensos fuera de casa. Emotivas palabras, como las de anoche -ahora sin Alberto y Flavia-, que a todos les removió los adentros. Imagínense lo que se puede decir cuando uno lo ha sentido tanto.
Fin. Los tres confiamos en que el viaje no pasará en balde en la madurez de cada cual, que lo recordarán como todo docente recuerda algún viaje en su vida cuando éramos alumnos (personalmente el de Cazorla y las Alpujarras allá por junio de 1980), y que, con todo lo que hay que aprender y ver, si uno no se siente más pequeño en relación al mundo, más humilde, el viaje no habrá servido. Confiamos en que sirva y que dentro de un año, estos están en capilla ante la Selectividad, mientras otros estarán a la altura de Villafranca volviendo de su intercambio escolar madrileño. Y la vida seguirá viva.



























jueves, 16 de mayo de 2019

Quinto día: De Alcalá de Henares al Guernica (16.5.2019)

JRPedraza. El cielo del jueves apareció con las señales propias de un cambio de tiempo, los cirros altos adivinaban la lluvia de la noche. Luego el día fue esplendoroso en luz y generoso, por tanto, en grados.
Quítemosnos dos flecos que quedaron en el tintero:
a) La redacción consiste en un ordenador en la esquina de la amplia sala de encuentros (la de los juegos, asambleas, la teórica clase mañanera,...). De telón de fondo del ordenador, una extraordinario mapa de España del IGN, a relieve y a escala 1:1000000, una de esas cosas que nunca nos suelen regalar a los geógrafos y que nos devolverían al 7º de EGB en el que encontramos, probablemente, el rumbo de nuestra vocación (un mapa más viejo y sucinto nos servía para pasar los plúmbeos recreos del tercer trimestre allá por el mes de enero y febrero -cuando había cinco-).
b) Los estorninos son el símil que encontramos los profesores para describir los movimientos gregarios que realiza la adolescencia cuando se mueven en gran grupo los jóvenes sin atender nada más que a dos iguales que se mueven al unísono, a la misma velocidad y con inesperados cambios de dirección (teoría matemática de Pedro). "-Oye, chicos, ¿dónde vais?. -¿Eh?" Y continúa la danza móvil sin saber muy bien a qué orden obedecen, cuando lo único que se les dijo es que torcieran pasado el kiosco a la izquierda. "¡No me entero, estoy es que no hay que lo entienda!", espetará algún maestro.
La mañana empezó de noche, casi ni clareando. Gajes del oficio que no vienen a cuento (informaremos en su momento). Uno de esos momentos y de esos episodios en los que te das una vez más cuenta (son muchas y continuadas) con quien uno debe irse de viaje (eso que siempre habremos dicho alguna vez todos). Y tanto Pedro como María José son de esas personas y compañeros con los que uno se iría al fin del mundo. Cuando uno conecta en valores, ritmos, intereses,...siente en sus carnes lo que en su tiempo dábamos en Educación Ético-Cívica como 'sensibilidad moral'. No hay que pedir nada puesto que antes de que tu necesidad llegue, ya ha habido un ofrecimiento desinteresado. Si los perros huelen enfermedades prematuras o terremotos, éstos presienten antes de que sientas. Así cualquiera va de viaje, a comprar lotería o de hospitales. Lo que tú no eres capaz de dar, te es dado. Sólo queda aprender y dar las gracias por haber tenido la suerte de vivir esa convivencia compartida y empática. Antes de mirar, ya se sabe lo que hay, y la respuesta está dada conforme a tu deseo. 
Desayunamos como de costumbre, y, a poco que nos dimos cuenta, estábamos apeándonos en Alcalá de Henares. Dos postas nos esperaban: la Universidad y el Corral de Comedias (la patria de Cervantes, como casi todo, merece lo suyo; la suela que no le dimos).
En la puerta de entrada del Colegio de San Ildefonso, esa fachada que estudiamos como ejemplo del renacimiento purista, nos saludó Beatriz, joven y salerosa guía que nos deleitó con sus explicaciones por cada uno de los entresijos de la sede del Alma Máter complutense. En 1499, fundada por el cardenal Cisneros, allí se estudiaban los "Estudios Generales". A pocas manzanas, los colegios menores. La ciudad fue concebida como el primer campus universitario del mundo, según reza la Declaración Universal de Patrimonio de la Humanidad, y la influencia de todo lo que aquí se pergeñó se expandió sin angosturas por todo el Nuevo Continente, que en esos tiempos se estaba conquistando y colonizando. En principio se hizo un retablo pétreo típico de la sequedad franciscana de Cisneros, pero luego se remozó con caliza dorada en 1551 por Rodrigo Gil de Hontañón, y quedó tal y como hoy la conocemos. El programa iconográfico es todo un portento, que resumido sería algo así como que el conocimiento nos llevaría a alcanzar la vida eterna (Dios, arriba, ocupando el frontón). 
El alumnado se mostró en todo momento ávido de comprender cada uno de los elementos que Beatriz descomponía en su análisis formal (que si el cordón franciscano que lo enmarca todo, que si las 72 leyes o constituciones del cardenal, que si los votos de pobreza, que si...).
Entramos por el zaguán al patio principal llamado de Santo Tomás de Villanueva. Esas graníticas arcadas superpuestas y herrerianas son el claustro de luz desde el que se distribuyen la biblioteca o las habitaciones del alumnado más humilde en su momento (los requisitos para entrar en los estudios superiores son dignos de investigar -no digamos de cotejar con el presente-). Se rehizo en 1662, y allí está el escudo cisneriano, ajedrezado con cisnes (por Cisne..., todo una adivinanza). El regente se retrató en bajorrelieve en lo más alto.
Beatriz iba abriendo y cerrando puertas como la madre-portera de un convento, y, sin recuperar el resuello, nos explicó el origen del vocablo "empollones" (humildes estudiantes calentadores de sillas que cobraran por ello y que asemejaban a las gallinas que están empollando -por sus derrengadas vidas, tenían que aprovechar el dinero recibido y el tiempo empleado en calentarle el sitio a hidalgos y caballeros-). A los que llegaban tarde a sus clases, tres días de cárcel (el PAC de entonces) a pan y agua.  Y que si no eran castos, esto, y que si eran usureros, lo otro, y que si utilizaban el español en vez del latín, lo de más allá (literalmente, eran enviados a galeras).
Alcalá fue para España un regalo del conocimiento. La Puerta de la Gloria era antaño la puerta grande por la que los doctorados salían a la plaza del Mercado entre vítores y volandas. Costo del aprobado: tres días de invitación a la ciudad entera (los pobres se doctoraban en Semana Santa cuando se hacía vigilia; ser pobre hasta para doctorarse, mecachis). 
Nos paseó por la Puerta de los Burros (la de los suspensos, apaleados y manteados).
En el XIX todo se vino abajo, llegó la decadencia, la desamortización de 1836, luego fue cuartel,...Se cerró y se reabrió en 1977 (por eso dicen que es de las más viejas y de las más nuevas a la par).
Nos condujeron a uno de esos sitios mágicos de la geografía española, el Paraninfo de la universidad alcalaína en la que cada 23 de abril se entrega el premio Cervantes del año anterior. Pedro Gumiel compuso una sala sobria mas singular. Excepcional artesonado, galerías platerescas, y cuadra militar que dejó sus pezuñas y herraduras en el artesano y geométrico suelo de azulejería. Glorias de España jalonan sus paredes, entre ellas algún cordobés, Juan Ginés de Sepúlveda, tarugo.
Hasta el siglo XVIII no se doctoró una mujer, Mª Isidra de Guzmán y de la Cerda. Patio de Filósofos (P. Gumiel, 1513) -"aquí se tradujo la primera Biblia Políglota por Antonio de Nebrija", señalaba nuestra amable anfitriona-. Pedro, que no para de observar, ve en todas las guías del viaje unos códigos, tonos y modos propios del oficio (busca matemática hasta en los soniquetes y muletillas).
"-Es la única universidad con campus en dos provincias". Abre puerta, cierra puerta.
La capilla es otro se los lugares de culto (en sentido histórico, no religioso, que también). El sepulcro de Cisneros está allí, sin sus huesos que permanecieron en la Catedral Magistral tras el traslado que se hizo en varios lapsus bélicos. El mármol de Carrara, o sea, el inerte cardenal, tiene más mataduras que un Nobi Nobita en una de sus desventuras: dedos rotos, nariz tronchada,...De urgencias casi.
Una consideración: qué bien le sentaba a nuestras chicas y chicos pulular por aquellas estancias tan brillantes, nos los imaginábamos como apuestos y eruditos bachilleres caminos de la gloria, la de la puerta y la de sus vidas.
Nos despedimos de Beatriz. A tiro de piedra, el Corral de Comedias, un tesorito teatral con más de cuatros siglos de vida, aunque más de historia que de fidelidad a la misma. Resumiendo: en 1601, Francisco Sánchez, a las afueras del pueblo (hoy pleno centro), levantó un teatro al estilo de los madrileños del Príncipe y de la Cruz. El patio de vecinos tenía aves, cabras y cochinos. Un corral dispuesto para la comedia y la tragedia (sobre todo la de aquellas compañías que recibían los verdulazos del gentío que acudía a casi todo menos a contemplar la representación). Cada uno de sus rincones fue desgranado por nuestra intérprete, intuimos que actriz e instruida moza del arte de las tablas y las velas. De nombre, Mercedes Lamas.
El ambiente social fue pormenorizado, los estamentos y sus colocaciones (tremendo el papel de los mosqueteros o bulliciosos espadachines del fondo de la platea). Las mujeres a la cazuela (caluroso balcón central). El teatro de aquel coqueto espacio era un evento social de encuentro y relación, más allá, como hemos escrito, de la obra en si.
Y del Siglo de Oro al Siglo de Hoy. Vicisitudes, olvidos, desprecios, hasta llegar a ser "El cine pequeño" (1927) o de Piperos. A partir de una cita de Esteban Azaña, el padre de Don Manuel, tres estudiantes investigan y llegan hasta hoy. Peridis lo restaura en 2005. Si maravilloso fue ocupar sus bancas, mejor fue bajar a sus entramados subterráneos para contemplar el empedrado original, el armazón de madera que lo sostiene (algún chico vio en los travesaños las trabajaderas de un paso, entre otras cosas por que íbamos con la cervicales dobladas para no herirnos con las astillas de los maderos).
Nos despedimos de la vieja Complutum. Por el corredor del Henares, pulmón industrial del centro (A2, autovía de Barcelona), Pedro comenta el plan vespertino. Lo dicho, se hizo. Comimos en el entorno de Atocha, hicimos un collage grupal del Guernica en el jardín tropical de la estación (lo expondremos en la Sala Tríptico en algún momento a fin de revivir estos maravillosos días). Allí quedamos con Alberto y Flavia. Ocupábamos todo un pasillo. Entre las explicaciones sobre la historia del cuadro picassiano, el pasillo no permitía paso alguno. Mi sorpresa vino cuando MJLeal, en perfecto alemán que yo desconocía que lo parlotease, a una pareja teutona, viéndolos venir por la espalda, les soltó con su natural amabilidad en el idioma de aquéllos: "Pasennnnn" (oye..., y pasaron).
Antes de coger rumbo al Museo Reina Sofía, quisimos visitar el entrañable y doloroso sitio dedicado a las Víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004. Cerrado por siesta. Alberto hizo una estupenda reconstrucción de aquel hecho terrible (192 asesinados) en la historia reciente de la ciudad y del país.
Ya en el patio de entrada del Reina Sofía, ¡qué ambiente tan bonito! Una ingente juventud diseminada  y multinacional sin prisa por entrar. Bien es cierto que las pruebas de sonido en un macroescenario de Radio 3, con motivo de la celebración del Día de los Museos (18/5), llevaban un día antes (el 17) a un chorro de artistas desde las 7,00 a las 23'30. Las pruebas de percusión (pum, pum,...) y de voz (síiii, síii,....pumpumpum, pururururupum) nos hacían casi olvidarnos de nuestro destino.16'22, 16'51, 17'03,...(pum, pum, siiiii, pum, plash, síiiii).
El Guernica nos absortó. Flavia y Alberto contaron lo suyo. Los maestros adobamos sus explicaciones: la Transición, la Guerra Civil, el MOMA, el Casón del Buen Retiro, la técnica, los significados,...Otras representaciones fotográficas, carteleras, videográficas, postaleras,...implementaron a ese símbolo de los horrores de la barbarie y de la clamación de la dignidad y la paz humana.
La competencia (urbana) de aprender a aprender la superó con nota toda la expedición en el paseo libre que dieron por el centro capitalino antes de retornar a Ciudad Escolar (19'45). Ese es el ideal, que no pase nada cuando cada cual dispone de su responsabilidad. Normalidad, menos alarmismos y ningún puritanismo (hay abonados y especialistas siempre y en todo lugar, no muy lejos -como dicen de las arañas-, en la pega y el pego, pero como se puede discrepar·de·todo·y·por·todo·,·y·como parece·que·, en·los·días·que·corren, ·toda·opinión·vale·lo·mismo...-léanlo con tonito otra vez, por favor-). El orden establecido de respeto, convivencia y responsabilidad se puede vivir libre. Educación se llama el invento.
Uber, Starbucks, Capuccino,... sonaban cuando con sonrisas nos saludaban. El cosmopolitismo de nuestros niños/as está fuera de toda duda. El mundo glocal que le llamaron los sociólogos. Vivir aquí que es el mundo.
Desde el volante, el conductor Antonio, uno más en el viaje, aporta su granito al resumen del jueves y de la semana en un tono franco-español que nos queda como sonido característico del viaje (para que suene esta crónica y escuchen a Antonio, sería interesante pinchar en youtube y elegir una entrevista de Sebastián Castella, ídolo nuestro, como Antonio Gálvez).
La tarde estuvo trufada de "maestro, yo me quedaba, no quiero que esto se acabe", "una semana más, sería lo correcto", ("el camarero era guapísimo"), "ay, qué pena que llegue el viernes".
Las mesas del comedor (sopa de calabacín, ensalada,...) se llenaron de miguitas y churretosas manchas, claro que los chiquillos venían de ver la inconmensurable y universal obra de Joan Miró . Ahora, quién les dice que no guarreen la tela. Pues ya está.
El último módulo diario lo contaremos mañana (no se lo pierdan; merece) porque por cada letra que escribimos en esta madrugada, seis borramos. ¡N·o·p·u·e·d·...!












miércoles, 15 de mayo de 2019

Cuarto día: Valle de los Caídos, San Lorenzo del Escorial y taller literario-musical (15.5.2019)

JRPedraza. Quedan temas pendientes por desarrollar. Pero es tan denso el tiempo, que no da para más. A falta de que el lector/a nos riegue la memoria, la redacción física de este blog viajero y el movimiento de los estorninos los hemos ido dejando en el tintero y, de momento, son asuntos por tocar cuando dejemos de estar tan tocados (entiéndase la acepción que libremente quieran ustedes).
La noche de ayer fue buena. El alumnado va entendiendo que un cierto sosiego es necesario, que es bueno administrar las fuerzas y que al día siguiente se vive mejor resguardándose un poco. De unos cuantos aprendizajes que creemos que están teniendo, éste es uno.
Rosa la anfitriona volvió a estar con nosotros de guardiana. Antes de ayer estuvo Fernando, hombre afable y recio al que hay que tenerle respeto, no nosotros, aquel que intentara asaltar el fortín. Es centinela imponente. Hagánse a la idea de que es otro Pedro, algo más canoso, pero igual de envergadura y porte. Hace un rato ha vuelto Fernando, así que la noche será tranquila.
El autobús está yendo bien. Un amaguillo de batería-off se cernió sobre la expedición. No puede ser, dijimos. Quizá algún rezo de alguien sirvió para que esta mañana el cacharro despabilara enérgico, porque nos veíamos el día de San Isidro echando una barbacoa entre los pinares en derredor del CIE antes que por las faldas de la Sierra del Guadarrama haciendo visita a los imponentes lugares que nos prometíamos ver en el programa del miércoles. El guarda de ayer se hubiera salido con la suya. Los maestros con él en la garita echando el día como los viejos en las obras. 
Testigos del desentaponamiento del burracón de 13 metros fue una banda de patos que tenemos de vecinos. Mama pata pateando con los patos chicos estaban desayunando cuando fuimos a ver si echábamos a andar o no. Antonio estaba exultante en comparación a como lo dejamos anoche.
Mientras estábamos llamando para levantarse, "¡Bon día, Bonjour, Good morning,...!", en la segunda o tercera puerta de una camareta, aporreando con los nudillos, desde el techo nos cayó un berrido de decibelios que sirve de diana cuando Rosa, desde la planta de abajo, le da al botón. Como a traición por la espalda  nos golpeó un torrente de voz de Adele: "Jelouuuuuuuu". ¡Qué susto! El vello como escarpias. La efectividad de la cantante inglesa fue mucho más potente que la bobada de los bon-días, los gudmornin y los quinto-levanta. Jesús-mío, jesús-mío.
El desayuno, rutinario. Niveles repuestos un poco antes que los días precedentes debido a que teníamos que entrar a su hora en Cuelgamuros, el valle del Valle de los Caídos.
Con el pinar que nos abriga, justo atravesando la barrera de salida del recinto y mirando al guarda para ver si cruzábamos alguna complicidad de la hazaña que pretendió ayer, Laura M. que, sin previo aviso, pega un estornudo que por poco nos saca el corazón por la boca después de lo de Adele. "-¡Perdón, me ha salida del alma". Por poco no se salió del pellejo, qué viaje de miasmas.
A las 9 en punto nos dispusimos camino Escorial. A mitad de camino y en pleno ecuador de la excursión, Pedro llamó a Pepa. Conducto reglamentario. Dimos cuenta del estado de la tropa. Desde aquí, contentos de todo. Desde allí, satisfacción de lo recibido.
Tras unos cuantos kilómetros por la A6 se empezó a divisar en lontananza la vaguada en cuesta de Cuelgamuros, la mole granítica en la que Franco hizo construir a lo largo de la dictadura la que sería su sepultura. Pico y pala de cientos de represaliados que fueron abriendo un exorbitante túnel bajo las piedras para inhumar a miles de muertos en la nefasta guerra nuestra y que hoy se epitafian (todos) bajo el título de "Caídos por Dios y por España. 1936-1939. RIP". En abril de 1959 mandó llevar desde Alicante a José Antonio, enterrado en el altar mayor.
René hizo evaluación inicial de lo que el alumnado sabía de qué era aquello que íbamos a conocer. Ninguno habíamos ido antes, aunque casi todos sabíamos cosas. Los chicos mostraban conocimiento y, cuando no, interés por escuchar a sus iguales.
Tras pasar por el arco de seguridad, penetramos la montaña hacia el altar mayor. René desgranaba datos en una intentona de no tomar más partido de la cuenta que la perspectiva crítica que cualquier historiador debe tener ante el desmán monumental y sociopolítico. Los gobiernos civiles recibieron instrucciones para mandar a muertos de la Guerra, nacionales y republicanos, siempre que fueran bautizados, no dudosos de ateísmo. Embalses y vías férreas fueron, entre otros,  infraestructuras que se construyeron sin rechistar y sin costo. Con vidas.
Si ya todo rezuma horror, controversia, que Franco esté sepultado allí desde 1975 no habiendo sido víctima de la Guerra y sí causante es lo que da la vuelta de tuerca que ha encrespado algunos ánimos (que si era una deuda pendiente, que si el momento es inoportuno, que si es inoportuno por tardío,...).
La exhumación aprobada sin ningún voto en contra en tiempos de Rajoy en aplicación de la Ley de Memoria Histórica se llevará a efecto el 10 de junio. El Tribunal Supremo tiene un recurso sobre sus cabezas. A ver. 
Y todo esto viene a cuento por que la respuesta del alumnado fue respetuosa, racional, dialogada, significativa, crítica (y más para el año que viene en Historia de España) y el ambiente a la salida fue plácido, contrastado, argumentado de todos para todas y viceversa.
Nos sorprendió mucho que los monitores nos informasen de que no era frecuente la visita de estudiantado español, y menos andaluz, frente a un rosario continuo de étudiants français profundamente conocedores del significado del sitio. Nos llamó la atención que muchas familias argumentaban su negatividad a que sus vástagos visitasen la que puede ser una afrenta. Con modestia y respeto, pienso que para que los valores se consoliden más, sean más enteros,  nada negativo tiene el positivismo científico de tocar las pruebas para poder llegar a una perspectiva crítica de los hechos sociales, o bien que los valores se reestructuren, ajusten, inviertan, etc., etc. Sin que la visita suponga un cambio de pareceres, éstos seguro que se han desenmarañado o cementado un poco más. Siempre es mejor ver con ojos propios. La dureza del granito en cualquier caso es parecida a la de la visita.
En la misma solana del Sistema Central está El Escorial, un poco a occidente. 
Llegado al monasterio de San Lorenzo (por la batalla de San Quintín ganada a los franceses el 10 de agosto de 1557). Al principio fue de los jerónimos, y desde el XIX de los agustinos. El gigante pétreo que mandó construir Felipe II es difícil de comprimir en este formato. En dos grupos lo recorrimos: Biblioteca, Basílica, Iglesia Vieja, la vivienda del rey de negro,...No podemos relatar más a estas alturas. Nos llamó la atención que se le haya llamado la "pequeña Italia" por cosas como los frescos de Tibaldi, discípulo de Miguel Ángel, o que estén obras de Velázquez, El Greco, Tiziano, Bassano, Durero, El Bosco, ...
Allí murió Felipe II a los 71 años. Y enterrado está junto a sus ascendentes y descendientes coronados (casi todos, excepto Felipe V y Fernando VI) en el Panteón Real, 11 metros bajo el altar mayor de la Basílica. 
La obra arquitectónica que hizo Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera deja la boca abierta. Cuadros, ajuares de todo orden,...y la impresionante, a modo de tapiz -aunque sean frescos-, Sala de las Batallas. Merece el día completo, que no teníamos.
Volvimos a las 15, comimos (ensalada de pasta y filetes de lomo con salsa). Breve siesta, y a las 16'30 taller de lengua, literatura y música española por Jesús Arcos Villar. Hizo un repaso por la musicalidad hispana desde el Paleolítico a nuestros días. Enumeramos lo que manuscribimos en nuestro cuadernillo: flauta de 45000 años; celtas, iberos, caracola, cuernos; romanos, caramillo, lira;...
Cuando terminó la charla, el alumnado bailó, le pidieron permiso para tocar sus históricos instrumentos. La galería de fotos puede hacer algo de Gran-Hermano (de mirilla) de lo que allí se disfrutó.
Cenamos (espinacas con queso y pescado, flan), y, de ahí, tiempo libre. 
Ya es tarde. El día ha sido intenso en todo, hasta en el calor (aunque los cirros velados nos han aliviado el sistema nervioso y las chilondras).
Cerrando esta crónica de San Isidro (en Madrid y sin ir a las Ventas, ¡cabeza!), una charpa de nenes están de tertulia más frescos que rosas. "Fuera pegos, youtuber, venga quillo que no juego, yo me voy p'arriba,..." se oye decir. No tienen fin. Esta entrada bloguera sí, aquí.














martes, 14 de mayo de 2019

Tercer día: el templo de Devod, el Palacio Real y el Museo de CCNN (14.5.2019)

JRPedraza. Mientras la Luna trabajaba en lo suyo, en el pasillo residencial ahora llamado Gondomar no alumbraban ni las luces de emergencia, que no dan para mucho. La gente cayó derrotada después de haber visto a Goya y sus negrismos y de haber sido marcados a hierro por el astro que daba brillo al satélite creciente.
Por la mañana la Mari de Chambao tuvo que poner patas arriba a la tropa. No quiero hacer chistes fáciles e imbéciles, pero se oía "Muchos no llegan, se hunden sus sueños..." y era para temer que el alumnado no se despegara de las sabanas aunque fuese por equivocación. Bocabajo, brazos y piernas flexionados, salamanquesas imantadas a los pikolines. Lo que contábamos ayer a estas horas de la mañana fue flor de un día. Ni codazos ni leches. "Ogggrrggg" (imaginen ronquidos corales y oseros).
Los rayos de sol se entremetían por las cortinas que nadie se movía a descorrer. El día apuntaba a la misma tufarada que ayer. Poco a poco, la infantería tomaba forma y formación. El desfile era un tanto chiflado. El sueño no se lo llevó el lavado de cara por el desagüe. 
Las habitaciones se habían quedado recogidas, luces apagadas. Las rutinas se van engrasando. Tras el desayuno, sillas alineadas, dientes profiden,...
Concentrados en la sala de juegos, comenzó la clase magistral de Yolanda contando lo que íbamos a visitar, el origen de Madrid (Madriz árabe), las rehechuras del Palacio Real de Oriente (que esté en Occidente, pero no es momento de contar a cuento de qué), y otros pocos episodios de lo que veríamos. Nos está gustando a todos los viajeros que haya una dosis de teoría y de que la información que se precisa para saber lo que vendrá, fluya de oreja en oreja y que no falte, ni que entre por una y salga por otra. Esta rutina también la estamos mejorando y se convierte en espectáculo ver al Primero de Bachillerato atento a la clase. Sentados, es la primera y única, pero insuperable.
El autobús avanzó a las 10 en punto. El paso de cebra de ayer lo pisamos por el mismo sitio. No dejamos marca. Pero mira por donde, justo en la barrera de salida estaban pintando el de la entrada. Una uña lo que viene: el guarda de seguridad, aburrido el pobre a esas horas de la mañana, creyéndose con mando en plaza,  sale a trompicones de la garita para ver cómo mediaba en el nuevo atranque del bus, al que le impedía salir otro conito. Me bajo para quitar el estorbo y ahí que se me abalanza el intendente espetándome que eso no se tocaba y que no podíamos pisar esta enorme obra de arte abstracto que es el paso de peatones, ¡ese rojo y ese blanco! Con cara de panoli se quedó la criatura cuando vio que Antonio obedecía mi guiño de tirar para adelante. Incrédulo y atónito, el amiguetico me escucha decir: "-Si no se lo dices a nadie, nadie se entera".  "-¿?". Al subirme por las escalerillas se oye "-Gachón, ¿qué quieres que no salgamos y echemos el día contigo?"-
La metrópolis se enseñoreaba con el colesterol circulatorio de sus arterias. La M40 era en ese momento una obstruida arteria coagulada. Desatrancado el entuerto, penetramos a Madrid por el oeste.
María José se empecinó en hacer posada en el Templo de Devod, regalo egipcio que en 1968 el gobierno africano hizo a España por la ayuda prestada en la construcción de la presa de Assuan. Mientras unos entraban en el templo, otros oteaban desde el mirador la Casa de Campo. La maqueta del Nilo que había en la planta de arriba nos ayudó mucho a entender el contexto geográfico de su ubicación original. Fue un acierto de la profesora Leal. Un tanto para ella.
Dimos un paseo grato por el páramo ahora llamado Madrid: paseo de Rosales, Bailén, y Palacio Real. A esa hora (12'30) la tufarada estaba estragando a los estorninos averroenses (mañana explicamos esta figura etológica del comportamiento de las aves -Pedro aprovechó para hacer teoría matemática de la sincronía gestual de esas bandadas).
Entramos en Palacio. Dos grupos. A algunos nos tocó Marina, una guía a la que tratamos como una reina estando donde estábamos. Nos regaló unos pocos de elogios que hacían justicia a la realidad: buen alumnado, encantadores, he estado a gusto como pocas veces, me habéis ayudado a explicároslo todo con mucho gusto,...Vimos la Armería Real antes de salir, y la Almudena quedó para el año que viene.
Antonio llegó con su proa a la hora convenida a la altura del Viaducto, maldito  rincón de no sé cuántos desgraciados.
Travesía por Madrid a la hora de comer y con el tiempo pegado a los talones, bocata de lomo y pimientos del picnic a las puertas del Museo de Ciencias Naturales. Allí hicimos un taller de reconocimiento de fósiles. Vimos paleontología por doquier. Nos atendió otra María José de manera maravillosa, didáctica, amena. Hicimos de Indiana Jones haciendo moldes, describiendo, catalogando,...Vimos huesos y petrificaciones inverosímiles. El tiranosaurio rex nos hacía hormigas. 
En el Museo vimos de todo. Cualquier aprendiz debe dar vuelta por este museo para ver el patrimonio al que pertenecemos y lo que nos estamos jugando en los tiempos que corren, camino probablemente de la 6ª extinción. Como en tantos otros museos, sería recomendable además por conocer la vida de José Royo Gómez. Las biografías de los científicos pueden marcar la vida de los estudiantes.
17, salida. A la altura del Bernabeu, nos paramos en el Moda Shopping. El Carrefour Express lo dejamos seco.
A las 19 estábamos bañándonos en la piscina. Fenomenal el acuario humano.
A la hora convenida, cena (hamburguesas, patatas fritas y tomate, gazpacho y plátano). La compra del supermercado no fue precisa, ni se la comerán ni se tirará (madres, tranquilas).
Con el tiempo libre a  la caída de la tarde, el día llegó a su ocaso. Cada uno hizo lo que quiso. A las 00, oscuridad.









lunes, 13 de mayo de 2019

Segundo día: por la Gran Vía-Callao, el Retiro y el Prado (13.5.2019)


Segundo día: por la Gran Vía-Callao, el Retiro y el Prado (13.5.2019)

JRPedraza. La noche de anoche, según el guión. Los nervios eran demasiados como para conciliar el sueño. Nada nuevo bajo el sol. El pasillo de arriba, una vez duchados y cambiados, más que una residencia que albergaba a cansados viajeros que querían paz y sueño, parecía, digamos, a la calle Gondomar en hora punta justo en el momento que los profesores subían a darle vuelta a la cosa. “-¡Corre, corre, quita, quita, entra, entra!”. Por arte de magia, la que parecía Gondomar o Cruz Conde, en un abrir y cerrar de ojos, se había convertido en una galería monacal en la que los monjes y monjas guardaban voto de silencio y voto de inmovilidad. La pasarela Madrid Fashion Week de pronto se había quedado sin modelos (moda de pijamas).
 
Cuando los profesores hicieron como que se iban al camastro, ahora sin luz, la calle se volvía a convertir en la bulla de la calle La Feria un Jueves Santo por la tarde, sólo que los cirios eran las linternas de los móviles haciendo relampaguces en una especie de baile tribal africano más propio de un rito de transición a la vida adulta o de desbordado fervor caníbal. Cuando Pedro apareció a oscuras ante tal despliegue de luciérnagas revoloteantes, siempre a oscuras, un plaguicida parece que los rocío de pronto, porque las linternas se apagaron como pronto se cerraron, a portazo limpio, las puertas. Tras las mismas se oía la respiración forzada de unos y las risitas de otras. “-Uy, que por poco nos pillan”. Los nervios y las cosquillitas eran demasiadas.
Alguna puerta se escuchó a una hora de cuyo número no quiero acordarme, pero queremos pensar que es más un tema de Iker Jiménez y Cuarto Milenio que de unos profesores que estaban más para el arrastre que para hacer pinitos a lo Ángeles de Charlie.
Bajaron los decibelios y cayeron los párpados.
Por la mañana, la amable Rosa dejó paso a René, Yolanda y Raquel, los “educadores” (monitores) que nos acompañarían durante la jornada.
Antes de conocerlos, el color rosicler del cielo meseteño, con un día que se adivinaba maravilloso, trajo el trajín. Si no durmieron mucho, no se notó nada, por que la calle Gondomar estaba llena de buen olor a los geles de duchados, peinadas, perfumadas, de carreras por coger sitio. Parecía la entrada a la fábrica en la que, a codazo limpio, la gente lucha por picar para ganar un par de minutos. La diana por estos lares es música ambiente que ya Rosa nos avisó de que sonaría. Pues Manolo Sanlúcar llegó tarde al ruido de los grifos y los secadores que, al final, se acoplaban a la bella melodía de “Entre dos aguas” (tin, tiri.ti·ti, titi·ti·tin,…).
A las 8’20, desayuno (lo que el lector/a se puede imaginar). Y terminando el mismo, salió una de las palabras del viaje: “Rutina: dícese de los pasos o procedimientos que toda persona debe seguir para cumplir las pautas que deben llevarle a hacer bien una actividad, un desempeño,...”, y un desayuno. Traducido por José Ramón: “Que hay que mirar por el retrovisor para ver cómo dejamos las cosas”. Sillas metidas, mesas recogidas,...Todo bien. La rutina, con algún rictus atravesado, se llevó a efecto. “Ah, y eso para todo en la vida” (qué pesado es el profe -mañana continuaremos hablando seguro de las rutinas-).
Limpieza de boca, retoques de maquillaje (¡Sombra aquí y sombra allá,…!), perfume a gogó (parecía el pasillo Gondomar a algo así entre “Aromas” y “Primor”), y Gálvez que metía primera en el autobús. Nos atrancamos al salir. El trasatlántico parecía un verdadero portaaviones entre glorietas. Y el paso de peatones, recién pintado, y los profes quitando cubos de pintura y conitos para que Antonio sacara la nave naranja del atolladero. Un pecado menor, qué le hacemos. Dejamos el paso de cebra hecho unos zorros. En fin, había que salir del CIE.
Cogimos rumbo sur. Sector de hospitales y universidad, zona suburbana bien averiguada con verde calidad de vida. Los neveros del Guadarrama a nuestras espaldas y el sky line del nuevo Madrid de los rascacielos frente a nuestro parabrisas. Cielo azul, día límpido.
La almendra central capìtalina, el centro-centro lo diseccionamos de norte a sur. La Castellana nos sirvió de aorta. Pedazo de arteria. Los madridistas temblaban (¿de emoción?) al pasar por el Bernabéu. Los atléticos miraban al frente como buscando Neptuno. Los culés miraban a babor buscando escaparates de lo que sea, y quizá a alguno se le escapaba un silbidito malicioso.
Las Cibeles pasó de largo. Neptuno lo envolvimos y en la misma rotonda, apeón. René dio las instrucciones básicas de supervivencia por el dédalo de abarrotadas calles: “-Cuidado con vuestras carteras y mochilas, cuidado con dejaros el móvil al pagar en lo alto de un mostrador, cuidado con despistaros, no corred del sitio, ¡quietos!” (así pasó como era de esperar. Sin sobresaltos, a la hora de esta crónica, todos sanos y salvos y a refugio).
El itinerario comenzó en Gran Vía. Allí se les repartió un cuaderno de campo que tenían que realizar por grupos (8 de 5 y 1 de 6, pues 46). Ocho pruebas tenían que superar, y bueno, mejor o peor, la mayor parte de los grupos las sacaron para adelante. Algún grupo,...(se me acabó en este párrafo la tinta inspirado en la habilidad para dejar las cosas en blanco de dicha cuadrilla). Ay.
En Callao a las 12’30. Sin solución de continuidad, nueva tarea: trabajo por cinco librerías (el Averroes estrenaba la propuesta que nos hacían los educadores), y ahí tenían que averiguar autores de diferentes épocas, trilogías españolas y libros de géneros variopintos. Lo lucharon, y por un momento, los 46 pisando a la vez, como otrora, espacios de cultura por el Madrid más culto justo a tiro de piedra de la histórica calle Libreros, ahora de capa caída.
A las 13,15, concentración. Fin del trabajo mañanero. La escena de ese reencuentro era de foto (por ahí habrá alguna que lo testimonie). Un sólo árbol en Callao en medio de la dureza del granito, y en su sombra, todo el Averroes metido cual rebaño de ovejas que huyen del lorenzo implacable que, a esas horas, iba marcando la carne (como en Master Chef). ¡Qué calor!
Recuento pastoril. Ningún extravío. Dimos un paseo hasta la Puerta del Sol, kilómetro cero. Desde la estatua del oso y el madroño, tiempo libre. Cuidado, y a disfrutar de la comida. Nos dejamos caer por los alrededores de Preciados, Montera, Alcalá, Mayor. Y en esas que, con la boca llena, el bueno de Pedro que tiene que hacer de bombero. Una papelera humeando que parecía un puesto de castañas. Pedro, que es matemático, hizo cálculo de situación. ¡Qué narices! Pedro, que es un tío comprometido con la vida, hizo lo que a nadie se le ocurrió. Así se hace el Averroes aunque nadie se entere. Bueno, aparte de este apunte episódico.
15 horas. Sin postres ni puros, el Atleti femenino dueño del balcón de la Comunidad mostrando su entorchado liguero. “-Atleti, Atleti, Atlético de Madrid,….”. María José que es colchonera (o india), se vino arriba. Si Pedro no se pujó por su heroicidad bombera, María José se puso que era un pavo real oyendo el himno y viendo a las niñas bajo el reloj campanero del fin de año.
La sombra del madroño de la estatua era el sitio de quedada. Era el metro cuadrado más cotizado del Central Bussines District madrileño. Envidia de todos el que podía abrir los ojos, por que el solazo que caía sobre nuestras cabezas nos hacía parecer una excursión de chinos con los ojos hechos unos ojales.
En ese punto nos cogió Alberto y Flavia, los guías vespertinos. Con toda la calorina, foto de grupo. Un cromo. Pegados al suelo. Entre nosotros no pegaba ni pegarse.
Calle Alcalá entre obras. Puerta de Alcalá (...ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo….). Entrando al Retiro, pregunta de Alberto: “Rege Carolo III. Anno MDCCLXXVIII" pone en lo alto de la puerta, ¿qué significa?”. “-Maestro, ‘regalo del rey’”. “Uy, uy, uy”, se me escapa. Alguien al fondo (anónimo, no vamos a decir el nombre), “doy latín, pero no sé lo que dice”.
El Retiro nos sirvió para bajar la comida. El estanque, el Palacio de Cristal, salida, Los Jerónimos y el Prado. Imagínese el lector lo que ahora viene. Suspense. Todo lo bueno que en una pinacoteca única pueda pasar. Qué belleza, qué historia, cuánto arte.
Cuando salimos, tuvimos que llamar a La Rambla (empresa Pérez Cubero) para localizar al timonel del barco. Un número bailado de su teléfono nos hizo tragarnos algún improperio de la persona molestada. “-Quillo, que no soy Antonio, ¿te enteras?”.
El alumnado, prudente, aguantó el tirón.
Llegamos a la residencia para cenar. Del tirón también (espagueti, calamares, ensalada, arroz cubano). Ducha, futbito unos, ajedrez otros, confesiones las demás.
Hoy nos sentimos más madrileños. Todo el mundo parece que ha vivido aquí desde hace un tiempo. Bien todo. Los nenes están bien, los vemos bien, nos sentimos bien de verlos así de bien.
A ver si las luciérnagas esta noche las soñamos. A descansar.











domingo, 12 de mayo de 2019

Primer día: De Córdoba a Madrid (12.5.2019)

JRPedraza. Cuando los días eran cortos y fríos, Madrid sonaba por el Departamento de Ciencias Sociales a "¡Maestra, que vengo a pagar...."!. Respuesta: "¡Ay, que hartura...con jota!". Una cola interminable en ristra iban desfilando como buenos paganos liquidando el presupuesto. Hoy Madrid suena a futbolines, a maletas rodantes, a ping-pong, ping-pong, ping-pong,...y huele un poquito, a estas horas de la noche, a humanidad.
Desde que salimos a las 15'15 hasta la hora de las brujas, la humanidad que los chicos y chicas han demostrado es total. Buen rollo de buena gente. 46 navegantes y 3 tripulantes.
La ruta empezó con la llegada de un trasatlántico naranja botado como "Pérez Cubero". Antonio, montalbeño de pro, al timón. Puerto de partida, Distrito Sur. Puerto de arribada, Colmenar Viejo. Poco más de 150 millas marinas, 404 km. terrestres.
Las caras lo decían todo. Una vez llenas las bodegas de bártulos, en la cubierta, sentaditos y ataditos, calle, avenida, autovía,...y tiramillas: Villafranca, El Carpio, Pedro Abad, Montoro, Villa del Rio...., el Tajo, y por fin, Madrid.
El viaje ha sido magnífico. Visto y no visto. Nos paramos en Almuradiel a tomar la merienda.
Mª José durante el camino hizo de señorita Rotenmeier (es un decir). Leyó normas y leyes, derechos y deberes (son alumnos/as -"¡Maestra con los deberes!"). Pedro dio la bienvenida, hizo de Vicedirector (con minúscula, se entiende). Cada uno en su papel. José Ramón contó y recontó (egoístamente para que no se le olvidara sumar,... y para no dejarse ningún elemento atrás).
En el camino hubo cántico, proclamas juveniles, risa, chiste,...(Pablo cogió el micrófono por cuenta propia y se le oyó por enésima vez: "-Dise..., esto era dos amigos que se encuentran....". -"Ja, ja, ja,...", y jajaja, y jajaja).
Por Puerto Lápice, Mª José Leal comenzó a decir el nombre completo del sitio al que veníamos. Pasamos a la altura de Consuegra, y los molinos de viento escuchaban en la lejanía el nombre de la institución-sede-organismo-órgano-entidad. Por Aranjuez la boca la llevaba hecha un estropajo y, a la altura del Cerro de Los Ángeles, se le escuchó decir "en Colmenar Viejo, de Madrid". Un buchito de agua, una botella de oxígeno. Ojú que largo el encabezado del folio.
Getafe nos sirvió para virar a estribor. Algún apunte geográfico que intentamos meter por el camino no fue bien recibido, pero cuando dijimos el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz, por poco si vuelca el autobús para ver si pegaban un despeje y nos llevábamos el balón (imposible, a esa hora el Geta perdía con Barça 1-0 en el Nou Camp).
Dándole la vuelta a Madrid por la M40, cartelería de "Colmenar". Raquetas, scalextric, nudos asfaltados, rotonda,...y C.I.E. (Centro de Intercambio Escolar).
Tierra firme, y puerto de destino. Buen puerto. El sitio es un macrocomplejo de pabellones infinitos en los que entramos con buen pie. Solitos, tranquilitos, dueños de un latifundio edificado.
Cenamos lo que las mochilas dieron de si, charlamos, nos hemos ido conociendo un poco más, una pelota de trapo ya hizo de las suyas, y en eso que llegó Rosa, mujer encantadora, la responsable de este inconmensurable cortijo, todo desprendimiento, todo entrega. Anfitriona de como a todos nos gusta ser recibidos. Anfitriona acogedora.
El autobús se quedó limpio, ya nos encargamos de buscar pruebas de incriminación. Y no las encontramos. Tras la cena jardinera (de donde comimos, no de la sopa), todo quedó cual patena, más limpio de lo que estaba.
Cerramos el quiosco por hoy que ya va siendo hora. Ya contaremos nuestro puesto de redacción si el amable lector/a nos sigue leyendo en jornadas venideras.
Mª José, dulce ella, los ha reunido en asamblea pijamera y les ha recordado, como madraza que es, como uno/a del Averroes se tiene que hacer notar: recogida la habitación, ruidos cero, trasiegos sin trasiegos, baños aseados,...Pedro les hizo comprobar qué era el silencio, los hizo callar. Ole mi Pedro: "Así es como mañana tenemos que estar ante los monitores. Esto es respeto".
A lo lejos se escuchaban las teclas de un ordenador que ahora dejan de repicar.
Hasta mañana si Dios quiere.





Crónica final: La excursión a Madrid, aprendizaje y convivencia

La excursión a Madrid: aprendizaje y convivencia Un año más el IES Averroes hizo su viaje a Madrid (12 al 17 de mayo). El alumnado de 1º...